Muralismo:
función social y anclaje comunitario
“(…) En el caso concreto de los murales, siempre son
de realización colectiva. En algunos casos, el colectivo se constituye con
personas de la misma comunidad en donde será realizado el mural y hay algún compañero
que coordina la tarea, es la asamblea quien decide el lugar en donde se ubicará
y el tema a representar. En otras ocasiones, se realizan por encargo de la
Junta de Buen Gobierno y el colectivo se forma a partir de los que quieran
participar en el justo momento de su realización. De su producción,
realización, valoración y consumo deriva su carácter comunitario y popular, no
como calificativo impuesto sino por las características culturales particulares
en que surgen. Incluso, se constituyen en elementos generadores de comunidad
para todos los que advierten la ineludible dimensión colectiva de esta
propuesta histórica a largo plazo…”
Fragmentos de
la Mtra. Cristina Híjar González, “De murales y paisajes”,
ponencia
sobre el muralismo en Chiapas,2009
Más allá de su uso comunicativo y político, muchas veces el
mural es el medio por el cual una comunidad determinada, una organización
social, una junta vecinal o grupo; expresa sus intereses, deseos,
reivindicaciones y conquistas. Habitualmente estos grupos eligen el mural no
solo por su visibilidad y capacidad de cristalizar simbólicamente sentidos
colectivos, sino incluso porque es un producto en el que los diferentes
integrantes pueden participar en su factura. Frente a la realización de este
tipo de actividades comunitarias se suele convocar a muralistas y productores
visuales con la intención de que coordinen las actividades y sean catalizadores
de las imágenes que representan las tareas del grupo o comunidad del caso. Nos
proponemos reflexionar en este panel sobre algunas experiencias comunitarias
significativas, en función de reconocer su riqueza, potencial y sentido.
alto logi
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